Discrepo con el distinguido periodista Guillermo Monti. El 6 de septiembre de 1930 no fue nefasta para la UCR, sino funesta para la República y la Democracia argentina y latinoamericana. Se inauguraba la tristemente célebre “Década Infame”, caracterizada por la entrega del patrimonio nacional y la impunidad con la acordada de la Corte Suprema de Justicia que legalizó los golpes de Estado de 1955, 1962, 1966, 1976. Comienza el cautiverio de presos políticos: Hipólito Yrigoyen, Marcelo T. de Alvear, Honorio Pueyrredón, Miguel Güemes, Carlos Noel, Ricardo Rojas, Miguel Tanco, Elpidio González son confinados a la isla Martín García, Ushuaia y Puerto San Julián. Aquí merece que le rindamos homenaje al ilustre comprovinciano Don Alberto Aybar Augier (1855/1959), senador nacional y autor de numerosas leyes que consagraban los derechos de los obreros y pequeños cañeros, jubilaciones y pensiones, razones por las que el conservadorismo pretendió rechazarle su diploma, pues había llegado “sin el apoyo de las chimeneas”, como carecterizó su conducta la revista “Caras y Caretas”. En cuanto a Leopoldo Lugones, pluma de la dictadura, en su “La Hora de la Espada”, siembra las raíces ideológicas del fascismo criollo. Mientras que su hijo Polo, Jefe de la Sección Orden Político de la policía de Uriburu, es el inventor de la “picana eléctrica”, instrumento que habría se ser utilizado por las dictaduras futuras para cometer horrendos crímenes. Respecto del 6 de septiembre de 1987, comienza la consolidación de la anulación de las condenas de los genocidas, llevada a cabo en los indultos de Menem. Además, se asistía al desguace del Estado, la extranjerización de la economía y la entrega de nuestros recursos naturales. Es la triste historia de los gobiernos neoconservadores: Alsogaray, Salimei, Martínez de Hoz, Macri, Milei… Empero, los radicales que no arriamos las banderas, seguimos enfrentando el actual Régimen.
Juan Roberto Robles
Florida N° 755 - S.M. de Tucumán